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El Rosal es una pequeña comunidad campesina situada en el cantón de Cotacachi, en el norte de Ecuador. La Asociación Artesanal Femenina de Producción Agrícola El Rosal (Asociación El Rosal) nace en 1998, de la mano de un pequeño grupo de 6 mujeres —Carmen, Germania, Gladis, Leonila, Silvia y Evelyn— muy decididas y con una buena idea: aprovechar los conocimientos tradicionales y un recurso natural (aloe vera) que está abundantemente disponible en la zona.

ORGANIZACIÓN: Asociación sin ánimo de lucro

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El Rosal es una pequeña comunidad campesina situada en el cantón de Cotacachi, en el norte de Ecuador. Sus habitantes viven del trabajo de la tierra, pero se trata de una agricultura de subsistencia, que no ha dejado nunca márgenes monetarios muy importantes a la comunidad.

Ante la escasez de recursos económicos y materiales de las comunidades humanas, la abundancia de recursos naturales de la zona constituye un contraste importante.

El Rosal está a los pies de la reserva natural de Cotacachi Cayapas, uno de los lugares con más biodiversidad y diferentes ecosistemas del país.

Sin embargo, el subsuelo de la región también es rico: hace unos años se descubrió una veta de cobre de las más importantes del continente y, desde entonces, diferentes compañías mineras transnacionales intentan explotarla.

La introducción de la minería industrial en un lugar con estas características naturales y sociales puede originar —y está empezando a hacerlo— consecuencias muy graves e irreparables, tanto por el medio ambiente como para las comunidades humanas. La contaminación de ríos y acuíferos con productos químicos altamente tóxicos y la deforestación salvaje que requiere una explotación de cobre a gran escala pueden fácilmente acabar con los ecosistemas locales y su extraordinaria biodiversidad.

Desde el punto de vista social, las consecuencias pueden ser igualmente catastróficas: desplazamientos de comunidades enteras, introducción de usos y elementos culturales ajenos, desestabilización. Las promesas de ganancias fáciles para los trabajadores locales y de mejoras en las condiciones de vida de las comunidades se han revelado siempre, en casos cómo estos, un pacto con el diablo: la destrucción del territorio y de la cohesión social no constituyen ningún progreso.

Ante esta situación, muchas organizaciones locales (indígenas, ecologistas, representantes de comunidades…) han empezado un movimiento de resistencia, pacífico y solidario, que está intentando parar los pies a las poderosas industrias mineras. En este proceso, la búsqueda de alternativas económicas a las propuestas de las multinacionales mineras tiene su peso y protagonismo.

Es así que nace la cooperativa de El Rosal en 1998. Un pequeño grupo de 6 mujeres —Carmen, Germania, Gladis, Leonila, Silvia y Evelyn— muy decididas y con una buena idea: aprovechar los conocimientos tradicionales y un recurso natural (la aloe vera) que está abundantemente disponible en la zona.

Gracias a su esfuerzo y a su creatividad, junto con el apoyo de proyectos de cooperación y la integración en una organización de productores locales (la Corporación Talleres del Gran Valle), el taller de productos cosméticos a base de aloe vera es hoy una realidad. Su existencia tiene más de un significado.

Nº BENEFICIARIAS: 6 mujeres

PRODUCTOS Crema de aloe vera, Jabones. Los jabones están elaborados artesanalmente.

Existen dos variedades:

—Con Aloe Vera pura, no licuada (48% mínimo). El color de estos jabones es obtenido con extracto natural de plantas tropicales conocidas por sus efectos benéficos, sin colorantes ni perfumes artificiales.

Existe una amplia gama: Motilón (color rosado); Hierba Luisa (verde con hierbitas); Manzanilla (hueso pigmentado); Árbol de nogal (café oscuro pigmentado negro); Remolacha de monte (color morado claro); Ortiga de remedio (verde claro pigmentado); Hierba Mora (verde oscuro) y Papaya (color anaranjado claro).

—Con Papaya pura (48% mínimo). Color naranja oscuro). Contiene también base vegetal, glicerina y ácido esteárico. La hoja que recubre los jabones es de abacá (planta de plátano) y la semilla de adorno es de ojo de buey.

PROCESO PRODUCTIVO

El proceso consiste en la recolección de las hojas más grandes y maduras y se extrae la pulpa manualmente, tal cómo se podría hacer en casa.

Todo el proceso es absolutamente artesano: la cooperativa de El Rosal no dispone evidentemente de medios industriales y sus socias prefieren elaborar los jabones según la tradición y en pequeñas cantidades. De esta manera obtienen un producto totalmente natural y ecológico, sin perfumes añadidos y con un alto porcentaje de aloe vera puro.

Una vez eliminadas la corteza y las espinas, la pulpa se tritura finamente hasta obtener un gel: es el ingrediente más importante de los jabones, que está presente en algunos de ellos hasta un 48%.

A la pulpa de aloe se añade agua tibia, se pasa por una licuadora y finalmente por un filtrado: con las debidas proporciones, se pueden obtener hasta 220 jabones.

En un proceso que dura horas, se calienta el jabón de base, obtenido de aceites vegetales naturales y se mezcla con el gel de aloe. Sucesivamente, se añaden los otros ingredientes: glicerina, ácido esteárico y, en el caso, los extractos de diferentes hierbas y frutas.

El ácido esteárico, indispensable para que el jabón se solidifique, no es un producto químico de síntesis: se obtiene del sebo de vacas o carneros y su uso en los productos cosméticos es tan antiguo como estos mismos.

Al final del proceso, el jabón líquido elaborado se vierte en moldes y se deja enfriar al aire.

Las mismas mujeres de la cooperativa se ocupan de su empaquetamiento y embalaje.

Se producen cuatro tipos distintos de jabón. Lo único que cambia de un tipo a otro es la presencia de hierbas aromáticas o extractos de fruta, ingredientes que proporcionan a los jabones sus diferentes aromas y colores.

BENEFICIO COMERCIO JUSTO

No sólo se trata de un original experimento de alternativa económica frente a los escasos recursos de la comunidad y a la explotación minera, sino de un proceso de empoderamiento de las mujeres de El Rosal.

A través de los ingresos de la cooperativa se generan recursos económicos que inciden profundamente en su autonomía personal.

El trabajo de grupo, la toma de decisiones, la gestión de una pequeña empresa cooperativa, hacen crecer su autoestima, su confianza y su capacidad de enfrentarse a la discriminación. Pero el proyecto de las mujeres de El Rosal representa también una importante apuesta por un modelo de producción sostenible: las materias primas que manipulan proceden de sus campos y de sus selvas y el proceso de elaboración, aún siendo muy cuidadoso, es totalmente artesano.

Lo siento por los inconvenientes ocasionados.

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