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Stassen es una empresa privada que exporta té. En una de las plantaciones ha desarrollado, desde hace más de veinte años, el modelo de agricultura ecológica y de Comercio Justo.
ORGANIZACIÓN: Empresa
CERTIFICACIONES:
—FairTrade
—Agricultura ecológica
En Sri Lanka no hay grupos o cooperativas de agricultores, ahora mismo está en manos de empresas privadas sri-lankesas que después de la descolonización inglesa asumieron la gestión de las plantaciones de té.
Stassen es una empresa comprometida con el modelo de Comercio Justo y con la mejora de las condiciones de vida de los campesinos. Por eso en la plantación de Indulghassina se implantó hace dos décadas un modelo de comercio justo, por el cual los campesinos/as son socios de esta plantación y tienen poder en la toma de decisiones que afectan a la misma.
Esta empresa cada año además del premio fair trade que recibe por el pago por el té de las organizaciones de comercio justo, invierte parte de sus beneficios en el desarrollo del modelo de comercio justo y en la promoción de este modelo en otras plantaciones del país. Las cestas en las que se envasa el té también son de un grupo de comercio justo de más de 2000 mujeres.
Fundación: 1977
Localización: Colombo, capital de Sri Lanka Beneficiarios: 2.500 personas, (650 familias)
Estructura: Empresa privada
Origen
STASSEN es una empresa privada fundada en 1977, muy importante en el sector de exportación de té, en Sri Lanka y pionera en el mundo de la producción de té ecológico. Tiene su sede en la capital, Colombo.
Gestiona la producción de la plantación de Indulghassina, con la particularidad de que los trabajadores/as son socios propietarios de la plantación.
Su objetivo además de la implantación de la agricultura ecológica, es la mejora de las condiciones de vida y de trabajo de las personas que trabajan en el sector del té, a través de proyectos sociales y la preservación y la promoción de la identidad cultural.
Además, intenta evitar la creación de islas de bienestar en la zona, para tal fin invierte en el conjunto de la región, especialmente en programas interculturales, con el fin de mejorar la relación entre las etnias Tamiles y Singhaleses, realizando actividades de tipo deportivo, fiestas inter-culturales y programas de formación.
El número de beneficiarios de este proyecto alcanza a más de 2500 personas, 560 familias, que viven del proyecto de té ecológico. Cada año se invierten —aparte del premium del precio pagado por las Organizaciones de Comercio Justo— para servicios sociales unos 150.000 euros que se invierten en diferentes programas:
— Sanitarios: con un centro médico en el que trabajan 10 mujeres y un centro de maternidad, dónde se atiende a las madres y bebés y se imparten clases de atención al niño/a, calidad alimentaria,etc.
— Asesoría jurídica
— Programas de empoderamiento de la mujer
— Mejora de las condiciones de la vivienda: En Sri Lanka, las condiciones de vida de los trabajadores/as de té son especialmente duras, con un salario de 75 céntimos/día, sus casas, llamadas "line", consisten en una habitación en la que convive toda la familia sin ventilación.
En la plantación de Indulghassina se está realizando desde hace tiempo un proyecto de construcción de casas nuevas, el año pasado se concluyeron la construcción de 50 casas y ya está en marcha el inicio de una nueva fase de construcción para el resto de familias. Estas casas consisten en dos habitaciones, cocina y baño, así como un pequeño cuarto de estar, dónde se reúne la familia. Un verdadero cambio y un ejemplo para el resto de jardines de té.
— Banco de Los Trabajadores, algo totalmente inusual en el resto de estados, donde los trabajadores pueden depositar su salario y pedir prestamos a un bajo interés —comparado con el interés nacional—.
— Programa educativo: la educación está garantizada desde el nivel de guardería hasta el pre-universitario. La calidad educativa es magnifica, incluyendo varios centros de ordenadores, donde los jóvenes aprenden informática e internet, clases de inglés y tamil
El Producto: Té ecológico
El mercado de té ecológico está creciendo rápidamente y las organizaciones de Comercio Justo están sentando las bases para desarrollar una producción y unos métodos de cultivo ecológicos. Esto beneficia tanto al consumidor como al productor. Para el trabajador de una plantación o para el pequeño productor, la protección de la salud es especialmente importante y, a largo plazo, el cultivo ecológico ayuda a aumentar la fertilidad del suelo.
Varios proveedores de té ecológico aparecen en el registro de FLO. Stassen, con el apoyo de la organización de Comercio Justo Gepa, fueron los primeros en producir té ecológico en 1987. Con apoyo de Naturland empezaron la conversión en siete plantaciones cerca de Haldumulla. El té ecológico ha provocado considerables cambios en las plantaciones.
Stassen ha pasado de los fertilizantes a los abonos naturales, y algunos trabajadores crían vacas para vender estiércol al proyecto de té ecológico.
Se han plantado cinturones de arboles y arbustos para proteger del calor a los arbustos de té y para reducir la erosión del suelo causada por las fuertes lluvias.
Además se cultivan otras plantas para producir abono.
Naturland sólo permite un tratamiento contra las enfermedades muy limitado (por ej. , se puede utlilizar cobre contra las infecciones causadas por los hongos).
A parte de proteger la salud de los trabajadores y de sus familias, el cultivo biológico crea un mayor número de puestos de trabajo. El proyecto de té biológico de Stassen emplea un 50% más de trabajadores que una plantación normal del mismo tamaño.
Fundación Dambadeniya — Las Cajitas de palma para envasar el Té
El envasado de té de Comercio Justo ha creado puestos de trabajo para unas 2000 mujeres en Sri Lanka. Este proyecto comenzó en 1985 en la región de Dambadeniya, una zona con una alta tasa de desempleo a 120 kilómetros de la capital, Colombo.
Las mujeres elaboran pequeños cestos de hoja de palma en los que se envasa en té. A las trabajadoras se les paga por pieza, y ganan entre 2000 y 3000 rupias al mes, un salario bastante respetable para una zona rural de Sri Lanka.
Por cada cesto, las organizaciones de Comercio Justo pagan un sobreprecio a la Fundación Dambadeniya destinado a programas de desarrollo y educación. Las organizaciones de Comercio Justo animan a las mujeres de Dambadeniya a diseñar y producir cestos para otros productos. Algunas están empaquetando anacardos y especias en estos cestos. En 2000 Europa importó más de 90.000 de estos cestos cada mes.
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